¿COMO ESCOGER UN ESTUDIO DE TATUAJES?
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Regularmente, la banda que decide hacerse un tatuaje suele ser más arriesgada en cualquier ámbito de su vida, pues somos personas que están en busca de nuevas experiencias. Y es que a muchos de nosotros nos gusta romper los límites que representan alguna frontera para satisfacer nuestras expectativas, incluso cuando se trata de hacernos un tatuaje.
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No nos hagamos, ¿quién no ha llegado tarde a una sesión, con el pago incompleto, sin alguna identificación oficial o con unas copitas encima? Es aquí donde más de uno hace uso de su sentido de la improvisación para tratar de convencer al tatuador de que se tienen las condiciones óptimas para tatuarse. Por muy relajado o desobligado que pueda parecer un tatuador, en este punto saca a relucir su formalidad, sobre todo si es una persona seria con su chamba… difícilmente un tatuador o estudio responsable van a poner en riesgo su nombre atendiendo a un cliente que no cumple con las reglas mínimas para rayarse.
Por muy estricta que se presente la situación, hay de reglas a reglas, la neta. Por ejemplo, no podemos colocar en la misma balanza a una persona que olvidó su identificación a una que llega con una cruda del terror, pues por un lado, hay un tema meramente burocrático y por el otro está de por medio el resultado de un buen tatuaje. En este sentido, surgen algunas preguntas entre quienes quieren aventarse un tattoo, como por ejemplo: ¿puedo tomar antes de tatuarme? o ¿cuándo puedo volver a beber después de tatuarme?, interrogantes que aparecen regularmente entre los primerizos. La respuesta podría ser tan clara como un rotundo “no”, al menos un día antes y uno después de la sesión, pero como es una realidad que nada de eso va a respetarse, lo importante es medir el nivel de consumo.
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Ahora bien, para que esto no parezca una clase de moralidad, atendamos lo dicho por algunos especialistas, quienes recomiendan no ingerir alcohol durante las 48 horas previas a la realización de un tatuaje, ni hacerlo después de la primera semana de su ejecución. ¿Estamos claros? Aunque este tabulador puede variar dependiendo el estudio y el tatuador, hay algo que sí se debe dejar muy en claro: si la ingesta de alcohol fue superior a los 500 mililitros durante las 48 horas previas o peor aún, si hay indicios de una borrachera la noche previa, es casi una obligación no hacer absolutamente nada sobre la piel.
En términos generales, llegar con resaca a una sesión de tatuaje es una muy mala idea. Pongámonos serios. Partiendo de la idea de que el alcohol tiene un efecto anticoagulante, se pueden manifestar diversos malestares dignos de la cruda, como la deshidratación, generada por el agua y los minerales perdidos excesivamente a través de la orina y el vómito -entre otros factores que se presentan durante la briaguez-. Con una cantidad insuficiente de agua en los órganos, la piel es menos propensa a soportar dolor (yes it hurts!); en este sentido, la descompensación en el cuerpo, aunado a la elevada fricción con una piel deshidratada, puede generar náuseas, dolor de cabeza, mareos o escalofríos constantes.
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Sea cual sea la situación, toma en cuenta todas las recomendaciones de tu tatuador, él sabe de su chamba y siempre va a querer lo mejor para él y para su clientes. No olvides que un tatuaje estará contigo toda la vida (a menos que te hagas una extracción láser, claro) por eso llega en las mejores condiciones a tu sesión.
En Infierno Tatuajes nos preocupamos por ti, por eso nos esforzamos diariamente para mantener los estándares de calidad más altos dentro de la industria… sobre todo cuando de cuidar tu integridad se trata. Toma nota de estos detalles y no permitas que una noche de farra arruine un gran cambio en tu vida, atiende las indicaciones de nuestro equipo antes y después de tu sesión y si eres paciente, en un futuro tendrás algo que presumir cuando digas “¡salud!”.